Ir al contenido principal

El MENOS PRECIO



La palabra MENOSPRECIO nos abre una interesante percepción. Le doy MENOS PRECIO, menos valor a algo o a alguien.

Si yo no me “menos-precio” a mí mismo, no hay cabida para que pueda menospreciar a otro, porque, digamos, las gafas con las que miro a otra persona y la veo con menos valor , son las mismas gafas con las que me miro a mí mismo y con las que me veo menos valor.

Así nace el ÁNIMO, para contrarrestar la fuerza del menosprecio. Animo al otro para que no se sienta como me siento yo, porque lo veo desde las gafas de la lástima con la que me miro a mí mismo.

Las personas que se menosprecian, necesitan animar a quienes ven como a sí mismos, porque necesitan VER lo contrario de lo que en realidad ven. Tienen unas gafas en su inconsciente con las que ven al otro igual que a sí mismos, sienten mucha lástima, mucha pena por los demás, igual que la sienten por sí mismos.

La pena sostiene la decadencia. Un gran valor, la compasión entendida en el sentido de lástima, ha sido utilizado para tratar de combatir la miseria que vemos en lo externo. Ahora podemos empezar a ver claramente, que la pena es un validador de la miseria, y que si en lugar de actuar movilizado por esa pena, buscando dar ánimo, aprendo a dejar de validar el menosprecio que enfoco hacia mí mismo y hacia los demás, la situación será absolutamente diferente. La propia palabra lo dice: MENOS PRECIO, porque nos abaratamos al no ver el verdadero valor que hay en nosotros.

El amor por uno mismo va mucho más allá de aprender a poner una sábana de autoconvencimiento, o de ánimo, encima del menosprecio. El amor por uno mismo no puede forzarse, no nace del pensamiento, ni de ninguna idea. El amor por uno mismo comienza cuando empiezo a ver genuina y sinceramente cómo me menosprecio, y descubro la lógica de autoprotección de la especie que sigue ese menospreciador interno.

Cada una de las actitudes que están programadas en nuestro inconsciente, tienen una función en la evolución de la especie humana. Ver la verdad de lo que nos constituye, es la fuente del amor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Masculino, el Femenino y el Dinero

  "Equilibrio" Dibujo de José Mataloni EL DAR Y EL RECIBIR: MASCULINO Y FEMENINO Muchas personas dicen que se sienten más cómodas dando que recibiendo, por tanto, en ellas existe una programación mental previa para dar y no tanto para recibir. Recibir es la energía femenina. La naturaleza es una viva expresión de esta energía. La naturaleza recibe la energía del sol, que es masculina, y le otorga la vida. La naturaleza recibe, y al mismo tiempo da sus frutos. De hecho, utilizamos la palabra “natural” cuando queremos expresar que algo sale sin esfuerzo, como si fuera en la esencia de uno mismo. También decimos: “ es mi naturaleza ”, cuando queremos expresar que hacemos algo simplemente porque nos sale, como una vocación, o entregar una mano amiga o nuestro cariño cuando verdaderamente tenemos el impulso por el corazón. La naturaleza es un gran espejo en el que poder observar nuestra propia energía femenina. Durante cientos de años la energía femenina ha quedado r

DAR SE

Cuando das con la finalidad de recibir (reconocimiento, cariño, pertenencia, aprobación, validación...etc.), llegará un momento en que, al no recibir, uno cree que está “dando de más”, “que es tonto por dar a quien no lo merece”... etc... y quizás tenga razón en la superficie, pero en lo que sucede en lo profundo, es que está teniendo una finalidad no vista. Creía que estaba “dando de corazón”, pero estaba dando para recibir. La cuestión no es cuánto das, sino desde dónde das. Porque ese “desde dónde”, si no recibe, va a acabar culpando al afuera de que no le da lo que merece, de que no es visto, no es tenido en cuenta. Simplemente, no me veo, no me tengo en cuenta, y doy para recibir atención, aprobación, cariño... necesito que el afuera me diga que soy lo que yo mismo no puedo ver de mí, y si no la recibo, es “el otro” el culpable de no reconocer mi valía, valía que, yo mismo no puedo ver y por eso “obligo” al otro a que me reconozca. La generosidad de quien se posiciona en su valenc

El palo en la rueda

Cuando el ser humano se acostumbra a la mentira, después le cuesta encontrar a su propia verdad. Se acostumbra a poner su esperanza en el futuro, y a vivir un presente que prepara constantemente lo que le falta al ahora. “A mí no”... ,-dice- “a mí no me puede pasar lo que a otros les sucede”. Y observa a esos “otros” que no pueden alcanzar lo que él tiene. Y dice “soy afortunado”. “Cumplo con los preceptos necesarios para que a mí no, a mí no me pase”. Y así uno, pedalea en su bici, en esa dirección, observando a los lados de la carretera a los caídos. “Lástima, les pasaré unas monedas”. Y sigue avanzando. Ni por su imaginación se pasa verse a sí mismo a través de ellos. Es solo algo externo que pareciera errado. Quizás no supieron llevar sus vidas “como dios manda”. Quizás lo merecen, o quizás es mala suerte... ¿quién sabe? Y sigue pedaleando... -Ups!!! pataplaf!!! (ruido de alguien al caer) Un palo se metió en la rueda de la bici. Y mientras uno está en el suelo