Actualizaciones del libro "Honestidad Bruta"
"Cuando se nos empiezan a activar observadores de quinto plano, o también podemos decir que la percepción se nos amplía de forma que podemos “ver” con cierta distancia los programas en los que antes teníamos puesta nuestra identidad, de modo que podemos empezar a percibir la “trampa” de los valores del cuarto plano, puede surgir un gran enojo. Uno se ha pasado una vida entera obedeciendo a estos valores, convencido de estar haciendo lo correcto y, de pronto, empieza a ver los errores, manipulaciones, trampas...etc. -que ya hemos ido describiendo a lo largo del libro,- de aquello a lo que antes uno consideraba su “autoridad”.
Uno creyó que hacer lo correcto era hacer lo que le ordenaba su moral, su condicionamiento, su valores, y entonces gastó mucha energía y esfuerzo en hacerlo. Aquello también le trajo mucho sufrimiento, por lo que, darse cuenta de que la liberación viene con una lógica inversa a la que veníamos utilizando, hace que surja un fuerte enojo, con uno mismo y con el mundo.
Este enojo es algo muy valioso, y justamente la tendencia del pasado nos va a pedir una y otra vez que lo controlemos. Nos vamos a ver en la disyuntiva de que, si lo expreso puedo fundir al que tengo delante, si lo reprimo me fundo a mí mismo. ¿Qué hacer ante esta situación? Algunas pistas para el camino nos pueden ser muy útiles durante un tiempo; sin embargo, en realidad no existen recetas para lo que solo puedo ir descubriendo en el momento. Si tengo una receta de qué hacer cuando me pase, llegado el momento no voy a estar “on line”, y es “on line” solamente donde tengo la respuesta.
Ciertamente, da mucho miedo ponerse en el abismo con los enojos, ponerse disponible a que “suceda lo que sienta en ese momento”, sobre todo para las personas que toda la vida hemos controlado mucho nuestro comportamiento con los demás.
-“¿Cómo? ¿Qué no controle cómo me comporto? ¿Puedo herir a alguien?”
Estos pensamientos salen de forma automática. En el fondo, no confío en estar “on line” y creo que, llegado el momento de que me salte el enojo, voy a cometer un acto “malo”. Lo que aquí aún no entiendo es que un comportamiento sin control moral, no es un comportamiento descontrolado.
Estar “on line” es simplemente ser lo que verdaderamente soy, sin responder a los programas automáticos, y desde ahí no soy un ser agresivo ni violento. Pero todo esto, obviamente, se va a quedar en una teoría más o menos bien explicada, si no lo comprobamos en el día a día por nosotros mismos y, obviamente, en su aplicación diaria, cometeré errores, a veces este enojo será expuesto, otras no lo será; pero lo fundamental es que será observado y, de esta forma, en cualquier caso veremos que se va muy rápidamente.
Uno creyó que hacer lo correcto era hacer lo que le ordenaba su moral, su condicionamiento, su valores, y entonces gastó mucha energía y esfuerzo en hacerlo. Aquello también le trajo mucho sufrimiento, por lo que, darse cuenta de que la liberación viene con una lógica inversa a la que veníamos utilizando, hace que surja un fuerte enojo, con uno mismo y con el mundo.
Este enojo es algo muy valioso, y justamente la tendencia del pasado nos va a pedir una y otra vez que lo controlemos. Nos vamos a ver en la disyuntiva de que, si lo expreso puedo fundir al que tengo delante, si lo reprimo me fundo a mí mismo. ¿Qué hacer ante esta situación? Algunas pistas para el camino nos pueden ser muy útiles durante un tiempo; sin embargo, en realidad no existen recetas para lo que solo puedo ir descubriendo en el momento. Si tengo una receta de qué hacer cuando me pase, llegado el momento no voy a estar “on line”, y es “on line” solamente donde tengo la respuesta.
Ciertamente, da mucho miedo ponerse en el abismo con los enojos, ponerse disponible a que “suceda lo que sienta en ese momento”, sobre todo para las personas que toda la vida hemos controlado mucho nuestro comportamiento con los demás.
-“¿Cómo? ¿Qué no controle cómo me comporto? ¿Puedo herir a alguien?”
Estos pensamientos salen de forma automática. En el fondo, no confío en estar “on line” y creo que, llegado el momento de que me salte el enojo, voy a cometer un acto “malo”. Lo que aquí aún no entiendo es que un comportamiento sin control moral, no es un comportamiento descontrolado.
Estar “on line” es simplemente ser lo que verdaderamente soy, sin responder a los programas automáticos, y desde ahí no soy un ser agresivo ni violento. Pero todo esto, obviamente, se va a quedar en una teoría más o menos bien explicada, si no lo comprobamos en el día a día por nosotros mismos y, obviamente, en su aplicación diaria, cometeré errores, a veces este enojo será expuesto, otras no lo será; pero lo fundamental es que será observado y, de esta forma, en cualquier caso veremos que se va muy rápidamente.
Este enojo, igual que el miedo o cualquier otra emoción de la que huimos, es algo tremendamente valioso para nuestro retorno a la esencia."
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