Últimamente hablamos mucho de los talentos propios, aquellos de los que la naturaleza nos ha provisto para que podamos manejarnos en la vida, al igual que a cualquier otro ser vivo de la Tierra. Cada animal, cada vegetal, cada ser humano, tiene sus facultades y, en el caso de este último, tiene sus propias preferencias sobre una u otra tarea. Hoy en día estamos hablando mucho de que ha llegado el momento de utilizar nuestros talentos, de hacer aquello que disfrutamos... etc; sin embargo, últimamente me estoy encontrando con muchas personas que creen que los talentos son siempre algo “extraordinario”, entendiendo por ello una especie de don “artístico”. Creo que es importante resaltar que no se trata de buscar el “don” que nos haga especiales, espirituales o artísticos, sino que se trata de vivir haciendo, en cada pequeño momento, lo que sentimos que queremos hacer. Decía San Agustín: “Ama, y haz lo que quieras”, y creo que eso es exactamente lo que nos otorga una gran paz en nuestras vidas.
Es importante, en mi opinión, no tomar los “nuevos paradigmas” como imágenes de lo que se debe o no se debe hacer, porque de esa forma estaríamos haciendo lo mismo que hemos hecho toda la vida, pero vestido con un nuevo aire de “libertad”. No es necesario unirse a ningún grupo de nueva era, hacerse de repente ecológico o comprar solo en herbolarios e ingerir comida vegetariana. En mi opinión, no se trata de eso, sino de amar lo que se hace, ya sea yo fontanero, agricultor, escritor o albañil.
Antes, en mi enorme ingenuidad y egoísmo, quería cambiar el mundo, y esto me llevaba, por supuesto, a querer cambiar a los demás, a decirles que vivieran de otra forma: “¡la mía!” Creo que, por encima de ese deseo innato de querer cambiar el mundo, está el respeto a la libertad de los demás, hasta el punto en el que se encuentra con la nuestra.
Hoy en día he descubierto que lo que me hace feliz, mi talento y mis dones, van dirigidos a transmitir este mensaje, tanto en su forma escrita, con mis libros, como hablada en las clases; sin embargo, solo aquellos que resuenen en él, que quieran practicarlo y ponerlo en sus propias vidas, se acercarán a él. Ahora he comprendido que lo más maravilloso de este mundo es su diversidad, las infinitas fórmulas que encontramos los humanos para vivir. Cuando muchos seres humanos pretenden adaptarse a un molde, por muy hermoso que éste sea, estamos dejando nuestra libertad en manos de otro. Hacer lo que uno ama y siente con el corazón, solo lo sabe cada persona. Desde El Círculo Económico solo invitamos a encontrarlo, a desarrollarlo y a practicar, en la especialidad que la naturaleza nos ha creado, nuestros talentos.
Es importante, en mi opinión, no tomar los “nuevos paradigmas” como imágenes de lo que se debe o no se debe hacer, porque de esa forma estaríamos haciendo lo mismo que hemos hecho toda la vida, pero vestido con un nuevo aire de “libertad”. No es necesario unirse a ningún grupo de nueva era, hacerse de repente ecológico o comprar solo en herbolarios e ingerir comida vegetariana. En mi opinión, no se trata de eso, sino de amar lo que se hace, ya sea yo fontanero, agricultor, escritor o albañil.
Antes, en mi enorme ingenuidad y egoísmo, quería cambiar el mundo, y esto me llevaba, por supuesto, a querer cambiar a los demás, a decirles que vivieran de otra forma: “¡la mía!” Creo que, por encima de ese deseo innato de querer cambiar el mundo, está el respeto a la libertad de los demás, hasta el punto en el que se encuentra con la nuestra.
Hoy en día he descubierto que lo que me hace feliz, mi talento y mis dones, van dirigidos a transmitir este mensaje, tanto en su forma escrita, con mis libros, como hablada en las clases; sin embargo, solo aquellos que resuenen en él, que quieran practicarlo y ponerlo en sus propias vidas, se acercarán a él. Ahora he comprendido que lo más maravilloso de este mundo es su diversidad, las infinitas fórmulas que encontramos los humanos para vivir. Cuando muchos seres humanos pretenden adaptarse a un molde, por muy hermoso que éste sea, estamos dejando nuestra libertad en manos de otro. Hacer lo que uno ama y siente con el corazón, solo lo sabe cada persona. Desde El Círculo Económico solo invitamos a encontrarlo, a desarrollarlo y a practicar, en la especialidad que la naturaleza nos ha creado, nuestros talentos.
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